G. Jung



"Quien mira hacia afuera, sueña. Quien mira hacia adentro, despierta". Carl Jung.

    El psicóanalista suizo (de ascendencia alemana) llamado Carl Gustav Jung, una de las mentes más brillantes del siglo XX, Carl Jung, integra el concepto del alma a la psicología, haciendo de ella una nueva ciencia en el sentido original de la palabra, a fin de conocer en profundidad la psique humana más allá del dogma y y la psicología entendida de forma más renovadora.
   
Carl Gustav Jung es la figura que retoma la significancia ancestral de los mándalas a través de todas sus manifestaciones culturales, y lo hace en una era post-moderna en donde el hombre esta más fragmentado psiquicamente que nunca, bajo un contexto histórico tan controversial como la segunda guerra mundial, que se diría que es uno de los personajes más reveladores de la historia del siglo XX. Él hace una integración desde el saber y la visión espiritual ancestral de los mándalas hasta nuestra cosmovisión occidental, en un sentido alegórico, psicológico y sanador, logrando hacer un cruce extraordinario, vital, creativo, mágico, artístico, profundamente humano, y de gran riqueza terapéutica y metafísica para todos nosotros.


.  G. Jung en esta búsqueda de comprender la psiquis humana desde sus orígenes ancestrales, le llamaron mucho la atención unas manifestaciones simbólicas muy recurrentes  llamadas "Mandalas", que se encontraban en las grandes civilizaciones pasadas, y encontró que estos armónicos dibujos no solo cumplían un sentido estético sino que también divino, religioso y devocional desde los templos donde se erigían. Concluyo que los Mandalas eran parte de un plan universal de naturaleza geométrica y sagrada tanto a nivel micro y macro. En su comprensión más profunda, encontró un sentido terapéutico y sanador en los Mandalas como parte de una rica sabiduría ancestral, y bajo este contexto, los definió como figuras claves para activar un sentido de vivir, un despertar de conciencia y de sanación de la estructura desfragmentada de la psiquis humana, conciliando tanto aspectos de la consciencia como del inconsciente, individual y colectivo.

El Mandala formaría parte de los arquetipos humanos según Jung, por la cual dedicó parte de su obra a estudiar específicamente estos símbolos, realizando un profundo estudio sobre la influencia positiva que tendrían sobre la psiquis de los seres humanos. A su vez los utilizó como instrumentos conceptuales para analizar y sentar las bases sobre las estructuras arquetípicas de la psique humana, lo cual practicó en sus terapias psiquiatricas con sus pacientes. De hecho, desde un punto de vista psicológico, el Mandala se definiría como la estructura de un determinado comportamiento de nuestra conciencia colectiva. Esto se manifiesta muy claramente cuando nuestra conciencia individual permanece en un estado de semivigilia:

“son mandalas, por ejemplo, esos dibujos abstractos realizados mientras estamos ensimismados tomando un café o cuando, en una reunión o conferencia que no nos interesa, en vez de tomar notas, hacemos garabatos inconscientemente en la libreta. Estos dibujos, de una u otra manera, intentan compensar nuestra dispersión mental y ordenar en ese preciso momento nuestra existencia. Si analizamos dichos dibujos comprobamos que la mayoría de ellos están trazados a partir de figuras geométricas enormemente simples –planas, concéntricas. Vemos que sobre todo son el cuadrado y el círculo las figuras geométricas base para la materialización de estos dibujos tan primarios”

Según este tipo de psicología junguiana, los mandalas representan al ser humano y al interactuar con ellos nos valemos de una poderosa herramienta para sanar la fragmentación psíquica y espiritual -que sufre el hombre post-moderno-, integrando el hemisferio izquierdo con el derecho, y con ello obteniendo beneficios tales como mejora del autoestima, la creatividad y a reconectarnos con nuestro ser esencial o "yo intimo".

Crear Mandalas e interactuar con ellos, ya sea a través de la meditación o con la simple observación, abre puertas o portales hasta el momento desconocidas, permitiendo que se manifieste de forma espontanea la sabiduría interior, así como también aquello aparentemente caótico que debemos resolver desde una perspectiva más paciente, progresiva, compasiva, conciliadora y sabia.

Psicólogicamente la forma en que se dibuja y/o pinta un mándala tiene un simbolismo especifico y vendría a exponer la situación psíquica del autor, por lo cual en estricto rigor, ninguno será igual a otro. La creación del mandala es una meditación activa que nos conecta con nuestra propia esencia, permitiendonos expandir la conciencia y mejorar  nuestra interacción con el mundo, escuchar mejor nuestra intuición, y desarrollar la autoaceptación y la autoobservación de una manera más fluida y más consciente.

Hemos escuchado mil veces y hemos visto definida la palabra “Mandala” en todos lados, que viene del sánscrito y quiere decir “círculo y centro”, "rueda", que responde al concepto del mito del eterno retorno, etc., a la meditación del budismo, al zen, pero lo relevante de esto, es que en todo Mandala la figura geométrica del círculo esté presente en algún lugar de su estructura, ya que lo esencial para el sin número de posibilidades y modalidades utilizadas para su representación es que se mantenga constante el principio del “centro”, que se supone responde a nuestro ego o personalidad y que por lo general nunca esta en el aquí y el ahora como habrán escuchado.

¿Cual es la idea de los Mándalas entonces?

Estos diseños circulares contienen una infinidad de formas geométricas, así como diversos colores y contenidos, los cuales son representaciones del mundo sutil, espiritual o mágico de quien los concibe.
La función básica que tendrían entonces los Mandalas sería condensar y centralizar las energías positivas, ya sea del cosmos o de las personas y trabajar su ego, logrando dar así un sentido más armonioso, fluido, y evolutivo a cualquier situación de caos y confusión  y de excesiva racionalidad o rigidez en todo. Ésto ayudaría en el proceso de autoconocimiento, de acercamiento en torno a la propia sabiduría de nuestro ser espiritual, haciendo más fácil el camino hacia la autorrealización y la felicidad.
A pesar de que existen muchos Mandalas propios, simplemente estéticos, naturales del universo y para distintos propósitos de sanación y causas, otros muchos pueden ser creados a nivel del inconsciente colectivo, de la sabiduría espiritual o de la propia psiquis individual.

Volviendo a G. Jung, gracias a sus estudios, es que el Mandala se vuelve más conocido como herramienta terapéutica, ya que para él, éste sería una típica forma de arquetipo: el del orden interior psíquico. Un símbolo de totalidad, abarcada por el hecho de que existe un centro y una periferia que lo engloban. Por eso, en un momento en el que existe un gran desorden y caos en la mente de un hombre, entonces puede aparecer este símbolo ya sea en forma de mandala, en un sueño, o como dibujos fantásticos imaginarios.
Jung observó que sus pacientes espontáneamente dibujaban mandalas e interpretó que estos dibujos reflejan una tendencia natural de autorregulación del psiquismo y definiría a los mandalas no solo como unas manifestaciones simbólicas ancestrales, sino que yendo más lejos, las consideraría una necesidad de la psique humana para organizarse”.


Fuentes Bibliográficas:
Psicología y alquimia de Carl Gustav Jung
El yo y el inconsciente de Carl Gustav Jung
Psicología y Religión de Carl Gustav Jung
El simbolismo del Mandala de Carl Gustav Jung
Tesis de pre-grado de la fotógrafa Claudia C. Arratia "Fotografías Mandálicas, Facultad de Artes, Universidad de Chile."

.......................................................................

@ Michelle Valencia G. -08-09-2015

0 comentarios:

Publicar un comentario